¿Las emociones te enferman?. Mito o realidad

En el pasado ya se conocía la relación.

Al paso del tiempo la concepción de la relación mente-cuerpo ha ido cambiando en cada cultura.

Los antiguos griegos ya entendían que ambas partes, mente y cuerpo, conformaban una totalidad y dependían uno de otro recíprocamente. Al respecto Platón decía: “Así como no se debería intentar curar los ojos sin la cabeza, o la cabeza sin el cuerpo, no se debería intentar curar el cuerpo sin el alma… la parte nunca estará bien a menos que la totalidad esté bien”.

Al paso del tiempo la concepción de la relación mente-cuerpo ha ido cambiando en cada cultura.

Los antiguos griegos ya entendían que ambas partes, mente y cuerpo, conformaban una totalidad y dependían uno de otro recíprocamente. Al respecto Platón decía: “Así como no se debería intentar curar los ojos sin la cabeza, o la cabeza sin el cuerpo, no se debería intentar curar el cuerpo sin el alma… la parte nunca estará bien a menos que la totalidad esté bien”.

Hipócrates (400-300 a.C.) sostenía que, con base en las leyes naturales, la salud era un estado de armonía y de equilibrio y que lo que afectaba a la mente también afectaba al cuerpo.

Los griegos afirmaron que las emociones o las pasiones no sólo podían afectar el funcionamiento del cuerpo, sino que también podían provocar enfermedades tanto físicas como mentales. En los “Diálogos” de Platón, concretamente en el diálogo “Timeo o de la Naturaleza”, se plantean las bases de la creación del alma y cómo el alma puede enfermarse y enfermar al cuerpo.

Los chinos veían, y aún ven, a la enfermedad como una ruptura de las leyes naturales influida por las emociones y los comportamientos que desequilibran los campos energéticos del cuerpo.

¿Por qué ahora no conocemos la relación emociones- enfermedades?

Durante la Edad Media se adoptó un enfoque espiritualista en donde a la enfermedad se le percibía como la consecuencia del pecado, por violar la ley divina y a la curación se le veía como el premio por tener fe y por el arrepentimiento de los pecados.

Al llegar al renacimiento todo cambió. Se retomó la idea naturalista de la enfermedad y se desarrollaron importantes avances en las prácticas y estudios científicos. A partir de este momento se implantó el llamado modelo biomédico que rige hasta nuestros días y que se basa en dos principios:

• El dualismo mente-cuerpo, que implica que el cuerpo pertenece a una dimensión física y la mente forma parte del dominio espiritual. Cada uno constituye una dimensión diferente y separada.

• El reduccionismo, que sostiene que el proceso de la enfermedad se limita a una serie de reacciones físicas y químicas, por lo cual los factores emocionales y de comportamiento son considerados como aspectos ajenos a él. Así, por ejemplo, un cáncer es una proliferación incontrolada de células; un infarto cardiaco es simplemente una lesión isquémica que provoca la lesión del músculo cardíaco. Cada proceso patológico es independiente de los estados emocionales del individuo y de su comportamiento.

La verdad salta a la vista.

No podemos negar que, gracias a este pensamiento, la ciencia ha tenido avances espectaculares ya que se avocó a estudiar el cuerpo humano a profundidad. Con el transcurso de los años, cada científico empezó a aportar nuevos descubrimientos y a establecer protocolos y procedimientos que nos han llevado a comprender el funcionamiento de esta extraordinaria bio-máquina llamada “Cuerpo Humano”.

A Principios del siglo XIX, en la medida en que la medicina incrementó su nivel de tecnificación, también se produjo un proceso de despersonalización, de distanciamiento entre el médico y el paciente. Así, se institucionalizaron prácticas deshumanizadoras en las relaciones médico-paciente que se han acentuado y acrecentado cada vez más en los últimos 20 años.

Sin embargo, y a pesar de todos los avances y logros que el modelo biomédico ha tenido, salta a la vista que no es suficiente, que no ha logrado dar respuesta a muchas problemáticas de salud; aún y cuando se piensa que en la genética se encuentran todas las respuestas a las enfermedades y se da esperanza a la curación, se olvida que las enfermedades se desarrollan básicamente en función de comportamientos e interacciones organismo-ambiente.

¿Hay pruebas de la relación emociones-enfermedades?

Realmente las hay. Empezando por ser más analítico y fijándonos en los detalles, nosotros mismo podemos dar buena cuenta de lo que sucede cuando hemos sufrido alguna alteración emocional ya sea positiva o negativa. Por ejemplo:

•  Infarto. Todos hemos sabido de personas que se han visto afectadas del corazón cuando han tenido una fuerte discusión con alguien y decimos “se infartó por el coraje que hizo”. Los propios médicos nos han dicho que tenemos que bajar nuestro estrés porque podemos sufrir un infarto.

•  Diabetes. Es de conocimiento general que a una persona le puede dar diabetes por llevarse una impresión muy fuerte y decimos “del susto se le vino la diabetes”.

Estos son sólo dos ejemplos de casos muy comunes y que, aunque no tenemos ninguna prueba clínica que lo respalde, en realidad no la necesitamos, porque sucede tan a menudo que estamos absolutamente seguros de que así es.

No obstante, será mejor que nos vallamos a las pruebas clínicas que avalan al 100% la relación emociones – enfermedades. En este caso y para que no quede lugar a dudas tomaremos como ejemplo una de las más dolorosas y tristes enfermedades: el cáncer.

Para hablar de esto, tenemos que hablar del Dr.Ryke Geerd Hamer. El Dr. Hamer es el estandarte de la nueva medicina germánica. Cuatro meses después de haber perdido a su hijo de 19 años, tras un trágico accidente, él y su esposa (que también era médico) desarrollaron cáncer, por lo que él afirmó que debía haber una relación entre la emoción(conflicto) y la enfermedad.

Gracias a que era médico internista, tuvo la posibilidad de estudiar a todos aquellos pacientes de cáncer que llegaban a su consulta. Realizando estudios clínicos, Resonancias magnéticas del cerebro e indagando posibles conflictivos emocionales en cada paciente, empezó a encontrar el patrón; había ciertos tipos de cáncer que tenían un antecedente de cierto tipo de conflicto emocional, mejor aún, pudo correlacionar qué etapa de la enfermedad correspondía a qué etapa del conflicto con base en lo que se veía en las resonancias magnéticas del cerebro.

Así lo expone en la 1ª de sus “5 leyes biológicas”: “ Las enfermedades graves se originan por un acontecimiento inesperado, de gran intensidad, que además es vivido en soledad”. El contenido del “conflicto biológico” desencadenado por este choque determina la localización de un foco de actividad que aparece en el cerebro, este foco de actividad (conflicto biológico) visto a traves de un escáner se manifiesta como un conjunto de circunferencias concéntricas y su localización correspondiente de la enfermedad en el cuerpo; es el llamado DHS (Síndrome de Dirk Hamer).”

El controvertido doctor Hamer no nos da una cura infalible contra el cáncer, sino una mirada hacia la relación enfermedad-conflicto. Se aleja de los tratamientos convencionales que únicamente tienen en consideración una causa física de la enfermedad. Nos da una explicación a un proceso en el que, si se resuelve la causa emocional, el cuerpo será capaz de autosanarse.

Así como el Dr. Hamer logró demostrar con pruebas Científicas la relación emociones – enfermedades, otros científicos también lo han hecho, pero, igual que al Dr. Hamer, les han retirado su licencia para ejercer y los han desprestigiado y recluido en prisión. ¿Por qué sucede esto? Simple y llanamente, porque curar las enfermedades con terapia emocional no reditúa los millones de dólares que reditúan los fármacos, estudios clínicos y costos de hospitalización.

Se han escrito libros que nos dicen qué problema emocional nos provoca cada enfermedad. Haz la prueba, lee estos ejemplos y compáralos con lo que sabes ya sea de ti o de alguien cercano:

Artrosis:
La artrosis es una enfermedad de desgaste articular de los huesos, de origen mecánico y no inflamatorio como la artritis. Esta enfermedad está vinculada a un endurecimiento mental. Es una impresión de soportar una persona o una situación que ahora se ha vuelto intolerable, o una fuerte reacción inhibida con relación a una forma cualquiera de autoridad.

Gingivitis:
Una infección en las encías indica que vivo miedo; esto pude ser de cara a mí mismo para con una decisión que tomé y que me sabe mal haber tomado o una decisión tomada que vuelvo a plantear; o incluso puede tratarse de una indecisión (a tomar una decisión). Este miedo también puede referirse a otra persona (por ejemplo, mi jefe o cónyuge) cuyas decisiones pueden afectarme directamente y frente a las cuales no tengo control ninguno.

Gota:
La acumulación de ácido úrico significa que retengo emociones negativas que deberían normalmente soltarse en la orina. Así, me fijo en actitudes y patrones mentales que hacen que mi facultad de movimiento se vuelva un acto doloroso y torpe. Mi cuerpo se vuelve rígido como mis pensamientos y mi actitud frente a mí mismo y los demás.

Ojos con cataratas:
Mi visión disminuye porque la energía ya no baña este lugar. Pierde brillo y se oscurece, veo el futuro con un ojo oscuro y velado, sin alegría ni alegría del corazón. Es posible que tenga una actitud egocéntrica y que quiera ver la vida sólo a mi modo sin tener en cuenta la realidad ajena.

¿Cómo se llaman las enfermedades causadas por las emociones?

Freud decía que de las tres causas de sufrimiento humano: los desastres de la naturaleza, el propio cuerpo o las relaciones con los otros seres humanos, esta última era la causa más frecuente e importante de los trastornos emocionales.

La falta de amor, algunas situaciones negativas, el estrés y la tensión de las grandes ciudades han generado, en los últimos años, una serie de enfermedades que en un principio no tenían explicación y que hoy llamamos: “Enfermedades Psicosomáticas”. La palabra psicosomática significa: “factores psicológicos con influencia sobre las enfermedades”.

La medicina china denomina a las causas internas de las enfermedades, como las “Siete Emociones”, y son: ira, miedo, conmoción, amargura, alegría, tristeza y preocupación.

Si no hay una explicación física a un problema de salud probablemente este tenga relación con las emociones . La mente es muy poderosa y de este modo el no decir lo que sentimos, el guardar rencores o sentimientos negativos puede desencadenar enfermedades psicosomáticas.

De acuerdo con el libro “La mente dividida”, normalmente suele aparecer un síntoma que persiste durante meses sin evolucionar en ningún sentido, ocasionando una molestia crónica que vamos soportando como podemos. Todos estamos sometidos a acontecimientos estresantes a lo largo de nuestra vida. Una persona puede sentir, por ejemplo, ansiedad ante uno de estos acontecimientos. La ansiedad conlleva una serie de síntomas físicos, como palpitaciones y liberación de las llamadas hormonas del estrés. Cuando la ansiedad se produce muy a menudo no es extraño que pueda acabar produciendo enfermedades físicas o alteración del funcionamiento de determinados órganos. Es decir, nuestros estados emocionales influyen en nuestro cuerpo . Otro ejemplo es que, se ha visto que en las personas deprimidas también suele darse un debilitamiento de su sistema inmunológico.

Como puedes ver, se ha escrito mucho al respecto, pero todo apunta a poner los ojos en la revisión del origen de la enfermedad volviendo al modelo antiguo, en donde se veía a ésta como la unión de la mente y el cuerpo. En la actualidad las terapias alternativas, como la homeopatía, acupuntura, flores de Bach, entre otras, nos ofrecen excelentes opciones ya que siguen conservando en su esencia, el ver al cuerpo como un todo conformado por cuerpo, mente y espíritu.

Con respecto a la pregunta ¿existe una relación emociones-enfermedades?, creo que ya tenemos la respuesta.

Ya lo escribió Juvenal en sus “Sátiras”: “Mente sana, en cuerpo sano”


Fuentes consultadas: